La guerra de Ucrania cierra 2025 más cerca que nunca de un acuerdo de paz
Kiev/Moscú, 16 dic (EFE).- La guerra en Ucrania cierra 2025 con más posibilidades que nunca de terminar con un acuerdo de paz debido al plan presentado por Estados Unidos, que ha sido objeto en las últimas semanas de acaloradas consultas en las que Europa ha defendido la postura de Kiev ante la exigencias maximalistas del líder ruso, Vladímir Putin.
El documento original fue criticado en un primer momento por alinearse con las principales demandas del Kremlin. Con todo, tras las modificaciones europeas, Kiev parece dispuesto a ceder en algunos terrenos en gran medida por la desfavorable situación en el frente.
De hecho, el presidente de EE.UU., Donald Trump, exige el fin de la guerra antes de que termine el año, ya que considera que Ucrania está perdiendo la guerra y no está en posición de exigir mejores condiciones que las que ahora están sobre la mesa.
Zelenski abre la mano
A medida que avanzan los contactos con EE.UU., el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha flexibilizado sus posiciones y ya acepta la posibilidad de una retirada de su Ejército de la zona que aún controla -en torno al 25 %- en la región de Donetsk.
Eso sí, si ésta va acompañada de un repliegue de las fuerzas rusas de una superficie simétrica al otro lado de la línea del frente.
En principio, los rusos aceptarían desmilitarizar esa zona de Donetsk -sustituirían al Ejército por la Guardia Nacional, que también cuenta con armamento pesado- si pasa bajo su control. EE.UU. propone crear allí una zona libre económica y Kiev no se opone a esta idea, siempre que no haya de entregar a Rusia más territorio sin recibir nada a cambio.
Ucrania ha mostrado además disponibilidad a renunciar formalmente a unas aspiraciones de entrar en la OTAN que de todas formas no iban a materializarse a corto o medio plazo, pero exige un acuerdo jurídicamente vinculante en el que Washington se comprometa a acudir en su ayuda si Rusia vuelve a atacarla.
Europa le para los pies a EE.UU.
Mientras, el Kremlin advierte que planteará «fuertes objeciones» -especialmente en el plano territorial y sobre las reparaciones con sus activos congelados en Europa- a las últimas propuestas que Ucrania ha formulado con ayuda de socios como Alemania, Reino Unido y Francia.
Aunque Rusia ha intentado marginar a Europa de las negociaciones, los europeos han logrado presentar sus aportaciones en consultas con los emisarios de Trump. El mensaje ha sido claro: ningún acuerdo será viable sin Ucrania y sin Europa.
Con la excepción de las sanciones contra las mayores petroleras rusas, EE.UU. ha parecido alinearse con las principales demandas de Moscú y escenificó en febrero dicha postura en un agrio enfrentamiento verbal con Zelenski en la Casa Blanca.
Los europeos, que se han convertido en el principal suministrador de armas a Kiev e incluso propusieron el despliegue de fuerzas de paz, han acudido en auxilio de Zelenski cada vez que se incrementaba la presión para que capitulara, lo que irrita sobremanera al Kremlin.
Tampoco ha contribuido a reforzar la postura de Kiev el escándalo de comisiones a contratistas de su empresa de energía atómica destapado por las agencias anticorrupción del país en noviembre.
Varios ministros y un antiguo socio empresarial del presidente han sido imputados, y quien fue durante toda la guerra la mano derecha de Zelenski, su jefe de gabinete Andrí Yermak, dimitió a finales de noviembre al ser investigado en el caso.
Rusia avanza en el frente, Ucrania en la retaguardia
Después de tomar en 2024 el sur de Donetsk, el Ejército ruso logró este año su mayor éxito desde los primeros meses de la guerra. Aunque Kiev aún lo niega, Putin anunció a bombo y platillo la conquista del bastión de Pokrovsk, nudo de comunicaciones y centro hullero de vital importancia en el corazón del Donbás.
Los rusos también avanzaron en la creación de una franja de seguridad en las regiones de Járkov, Sumi y Dnipropetrovsk. Estos éxitos le han dado a Moscú argumentos para exigir el repliegue ucraniano de todo el Donbás.
Con todo, el ejército de Putin ha tomado este año menos del 1 % del territorio de Ucrania y Kiev aún controla un tercio de Jersón y Zaporiyia.
Paradójicamente, los mayores éxitos del Ejército ucraniano han tenido lugar en territorio ruso, donde las defensas antiaéreas han sido incapaces de detener las audaces operaciones de sabotaje enemigas.
En junio la operación ‘Telaraña’ puso contra las cuerdas a la aviación estratégica rusa al activar drones en camiones que golpearon aeródromos desde el norte de Rusia al corazón de Siberia, a más de 4.000 kilómetros de la frontera. Al tiempo que destruyó un número indeterminado de aviones, Kiev demostró que Rusia está indefensa ante ataques de esa índole.
En un intento de reducir el suministro de combustible a la maquinaria de guerra rusa, los misiles y drones ucranianos han martilleado todo el año refinerías y depósitos de petróleo en la retaguardia, lo que ha reducido notablemente la capacidad de producción y refinado de la industria nacional.EFE
mg-mos/alf