
Crimen e inmigración dominan la campaña sueca, con la OTAN de fondo
Anxo Lamela
Copenhague, 9 sep (EFE).- La lucha contra el crimen y la inmigración, junto con la crisis energética, han sido los temas dominantes en la campaña para las legislativas de este domingo en Suecia, que se celebran tres meses después de pedir el país nórdico su ingreso en la OTAN y de abandonar la no alineación vigente durante dos siglos.
Aunque cuestiones vinculadas al Estado de bienestar como la sanidad y la educación han tenido también un lugar destacado, el debate ha girado sobre todo en torno a la delincuencia y la inmigración, dos temas que ya fueron protagonistas de la campaña hace cuatro años y que ahora han vuelto a ocupar un espacio preferente.
Suecia ha registrado en lo que va de año 46 tiroteos mortales, más que en todo 2021 y circunscritos a jóvenes de ambientes criminales en zonas marginales, un fenómeno que se ha extendido de las grandes ciudades a otras de menor tamaño y que ha tenido gran repercusión mediática.
Según un informe reciente del estatal Consejo para la Prevención del Crimen, que compara 22 países europeos, en ninguno como en Suecia ha crecido tanto la violencia con armas en las dos últimas décadas, un fenómeno que los expertos relacionan con las luchas entre grupos por el control del tráfico de drogas y otras actividades ilegales.
Los recientes tiroteos mortales en Malmoe (sur) y Eskilstuna (centro) provocaron una avalancha de visitas de los principales líderes políticos, mientras los partidos compiten en la dureza de sus propuestas.
Así, el gobernante Partido Socialdemócrata ha lanzado un plan de 34 medidas contra el crimen, que incluye aumento de condenas, prisión preventiva para delitos donde se pida más de año y medio de cárcel y un ataque a las finanzas de esos grupos.
Inspirados en Dinamarca, los conservadores quieren duplicar penas para delitos de bandas y crear zonas donde la Policía puede registrar a ciudadanos sin tener sospecha concreta, además de prometer 10.000 agentes más en sus primeros cien días de gobierno (en la actualidad hay unos 22.000), desafío que los socialdemócratas elevan a 28.000 más en 2032.
UNA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN MÁS RESTRINGIDA
La discusión sobre los problemas de bandas se mezcla a menudo con la de la inmigración y la segregación, como ocurrió la pasada Semana Santa con los disturbios en varios barrios de población mayoritariamente inmigrante a raíz de las quemas públicas del Corán organizadas por el ultra danés-sueco Rasmus Paludan.
Demócratas de Suecia (SD), tercera fuerza parlamentaria y de corte ultraderechista, ha reclamado que la Policía pueda usar cañones de agua, pelotas de goma y gas lacrimógeno en disturbios de ese tipo y retirarle el permiso de residencia a una familia entera si uno de sus miembros es un delincuente grave.
El SD ha protagonizado una de las polémicas de la campaña, pagando un anuncio electoral que cubre con sus colores el «tren de la victoria» en una línea de metro, rebautizado después en un tuit por su portavoz en temas jurídicos como el de «la reinmigración»: «Tienes un solo billete, siguiente parada: Kabul!».
Pero no solo ha generado controversia en ese área el SD: el ministro de Integración, el socialdemócrata Anders Ygeman, ha defendido criterios más claros para la población en zonas marginales y que uno debe ser el porcentaje de gente de fuera de los países nórdicos.
Aunque todavía lejos del duro tono que se usa desde hace años en este área en las vecinas Noruega y Dinamarca, la mayoría de partidos ha dejado de lado la tradicional generosa política de asilo sueca por un sistema más acorde con el resto de países de la Unión Europea (UE), línea oficial desde la crisis de refugiados de 2015.
LA OTAN Y LA GUERRA DE UCRANIA, DE TRANSFONDO
Las elecciones suecas llegan en medio del mayor giro dado en décadas a la política exterior, provocado por la guerra en Ucrania: el envío de armas a un país en conflicto por primera vez desde 1939 y la solicitud de ingreso en la OTAN, de la que hasta ahora era país asociado.
El cambio fue posible porque tanto los socialdemócratas como el SD abandonaron su posición tradicional contraria a la adhesión, apelando a la nueva situación de seguridad en Europa.
De una clara mayoría parlamentaria contraria a entrar en la Alianza se ha pasado a que solo dos fuerzas, excomunistas y ecologistas, ambos aliados externos del Gobierno socialdemócrata y con cerca de una quinta parte de los escaños totales, mantengan su oposición.
El Ejecutivo ha aprobado varios paquetes de ayuda económica y militar a Ucrania, aunque se ha negado de momento a facilitar artillería a Kiev, algo que el líder conservador se ha comprometido a hacer como una de sus primeras medidas si gana las elecciones. EFE
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