Un Talavante errático reaparece en Aguascalientes ante toros sin casta
Borja Ilián
Aguascalientes (México), 30 abr (EFE).- En el mano a mano de la novena corrida de la Feria de San Marcos en la ciudad de Aguascalientes, centro de México, el español Alejandro Talavante no cortó ningún apéndice mientras que el mexicano Joselito Adame se hizo con cuatro orejas intrascendentes.
Los toros de Begoña, de desigual presentación, fueron descastados y sin fondo. Se registró un lleno en la plaza Monumental.
La segunda corrida en cuatro años del torero español Alejandro Talavante se estrelló contra un ganado descastado y endeble. El mal juego de los toros no excusa la tarde sin rumbo de la esperada figura.
Torear tres reses en un mano a mano demanda de mucho sitio y decisión, de ambas cosas careció Talavante en Aguascalientes ante unos tendidos llenos y expectantes.
No pareció empezar mal. Los toros de Begoña más que lidiarlos hay que administrarlos y así hizo el espada extremeño con el primero dejándolo ir del caballo sin apenas castigo. Una leve puya cambió el comportamiento del Begoña que se desplomó tras recibirla.
La faena de muleta condicionada por la debilidad del animal tuvo en su arranque momentos ilusionantes pues Alejandro apostó por el toreo al natural y ligó con temple.
Pero lo cierto es que citó aliviado y por lo tanto los pases no eran ceñidos. Una constante de este mano a mano. Pronto el toro empezó a quedarse y el matador decidió abreviar. Quedaba mucha corrida. Tras dos pinchazos agarró el descabello.
Este criticable hecho ocultaba otra situación que se dio toda la tarde. Alejandro Talavante no se volcó a matar con ninguno de sus tres rivales. El toro se fue entre pitos y el de luces entre algunos aplausos. Los últimos que recibió del encierro.
Su segundo en suerte al saltar a la arena provocó el enfado de los presentes por anovillado. Este no era su peor defecto. Sin casta alguna y, pesar del insignificante paso por la vara del picador, con inercia a irse al suelo.
Tras unos amagos de tandas más despegadas que las anteriores y algún adorno al paso, de nuevo, Talavante, tomó el estoque. No llegó a ser media estocada. Otra vez recurrió al descabello pero en este caso con desacierto. Pitos para toro y torero.
Le quedaba una última oportunidad a Talavante. A pesar de la notoria inutilidad para la lidia del quinto de la corrida desde que trotó por el albero, una res de cuartos traseros sin hacer y con la boca abierta antes de ni siquiera ser picado, sin atender a esta realidad el extremeño brindó al público. Fue su gesto más decidido.
Realizó dos tandas apagadas citando con distancia. Arregló un poco la faena al final con pases de uno a uno recuperando terrenos por el nulo desplazamiento del toro de Begoña. Pero de nuevo como colofón ejecutó una estocada sin convicción y fallos al descabello. Otra ronda de silbidos para Alejandro Talavante.
El mano a mano no mejoró por la labor de Joselito Adame. Tuvo en suerte un noblete y tres toros que al menos no se caían (lidió cuatro pues pidió uno de regalo que nadie le demandó resultando éste el mejor de la tarde).
Adame cortó cuatro orejas intrascendentes, una muy protestada, como sus faenas.
Salvo un pasaje con la derecha al noble primero se vio un Adame para el que las tandas ligadas son un incómodo y breve trance antes de realizar largas fases de molinetes, circulares, redondos, desplantes y otras suertes sin mando ni excesivo riesgo.
No se le ve ágil y a pesar del notorio poco fuelle y fondo de los Begoña los mandó castigar con contundencia al peto del varilarguero. Ni quiso ver a los ásperos cuarto y sexto. Muchos toros y tiempo consumió el torero con poco resultado para el recuerdo.
Tarde frustrada por las decisiones previas a las tomadas en el ruedo de la Monumental de Aguascalientes. EFE
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