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Resurge el debate por la inyección letal en EEUU tras una ejecución que duró 13 minutos

Activistas contra la pena de muerte se manifiestan ante el Tribunal Supremo estadounidense, en Washington el 29 de junio de 2016 afp_tickers

Un condenado a muerte tosió y jadeó 13 minutos durante su ejecución en Estados Unidos, según testigos, en un suceso que reavivó las inquietudes sobre la efectividad de la inyección letal como medio para aplicar la pena capital.

Ronald Smith, de 45 años, fue condenado a muerte por el homicidio de un dependiente de una tienda en 1994 en el estado sureño de Alabama.

En total, la ejecución tomó el jueves en la noche 34 minutos, durante los cuales Smith estaba aparentemente luchando por respirar, de acuerdo al periodista Kent Faulk, del portal al.com, uno de los medios de comunicación presentes.

“Habrá una autopsia que se le practicará al señor Smith” para determinar si hubo “irregularidades” en el procedimiento, dijo el comisionado de prisiones de Alabama, Jefferson Dunn.

El portavoz de prisiones, Bob Horton, declaró a AFP que el departamento de Correccionales siguió el protocolo de ejecuciones estipulado en la ley.

“Al principio de la ejecución, Smith, con los ojos cerrados, tosió, pero en ningún momento durante la ejecución hubo evidencia observacional de que sufriera”, expresó Horton.

Los estados norteamericanos donde todavía se aplica la pena capital se enfrentan una escasez de sustancias usadas en las inyecciones letales, en parte debido a que las compañías farmacéuticas se niegan a venderles las drogas.

Muchas de las compañías farmacéuticas tienen su sede en Europa, que ha abolido la pena capital.

Para encarar la escasez, algunos estados como Alabama han adoptado un método de tres drogas: la primera hace dormir al condenado, la segunda lo paraliza y la tercera detiene su corazón.

Alabama usa el sedante midazolam para la primera fase. Los críticos aseguran que esta droga no induce un estado profundo de inconsciencia antes de que las otras drogas sean administradas.

Las últimas palabras de Smith, cuando se le consultó si tenía algo que decir, fueron “no, señora”, indicaron funcionarios. Sus labios continuaron moviéndose antes y después de que le administraran las drogas y apretó su puño después de la primera inyección, dijo Faulk. “A veces, su ojo izquierdo también parecía estar ligeramente abierto”, escribió Faulk.

Los funcionarios penitenciarios no hicieron comentarios cuando AFP les preguntó por el relato de Faulk.

Al menos dos estados -Virginia y Ohio- planean empezar a usar midazolam a principios del próximo año, lo que preocupa a los contrarios a la pena de muerte.

Estados Unidos ha tenido varias ejecuciones malogradas desde enero de 2014, incluidas las de Dennis McGuire, quien murió después de 25 minutos, y de Clayton Lockett, que agonizó 43 minutos.

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