Un carnaval alpino: Suiza protagoniza una superficción en la Bienal de Venecia
El artista suizo-brasileño Guerreiro do Divino Amor representa a Suiza en la 60ª edición de la Bienal de Arte de Venecia, que se ha inaugurado recientemente. Antes de la inauguración, SWI swissinfo.ch tuvo acceso exclusivo a la instalación, guiado por el propio artista.
La Bienal de Venecia sigue recordando a las exposiciones universales del siglo XIX. Su formato permite a los países proyectar la imagen que tienen de sí mismos. En la actualidad, 30 pabellones nacionales exponen las obras de sus artistas en los Giardini (Jardines de Venecia). Se desarrollan en paralelo a la gran exposición que se exhibe en el Arsenale, monumento emblemático de Venecia y antiguo complejo de astilleros y armerías que hicieron de la República de Venecia una potencia naval durante siglos.
Es la segunda vez consecutiva que Suiza elige artistas de origen migratorio: La suizo-marroquí Latifa Echakhch representó al país alpino en 2022. Este año, Antoine Guerreiro Golay, alias Guerreiro do Divino Amor, o Guerrero del Divino Amor, será el rostro de Suiza.
Nacido en Ginebra, Guerreiro vive en Río de Janeiro desde hace más de diez años. “Allí es donde me sentía más a gusto para crear, y también más aceptado”, señaló a SWI durante una larga entrevista concedida en Venecia.
SWI swissinfo.ch tuvo acceso exclusivo al Pabellón suizo un par de semanas antes de la inauguración de la Bienal.
Extranjeros por todas partes
Esta edición de la Bienal, comisariada por el brasileño Adriano Pedrosa -el primer director artístico del Sur del mundo- y titulada “Extranjeros por todas partes”, está marcada por varias exposiciones que ponen de relieve los problemas de la descolonización, la migración y la guerra.
La Bienal empezó a irritar a algunos incluso antes de su inauguración. Ruth Patir, la artista que representa a Israel, se negó a abrir el pabellón israelí hasta que se alcanzara un alto el fuego en Gaza. El viernes tuvo lugar una masiva protesta propalestina frente al pabellón israelí.
En medio de estas tensiones, la obra de Guerreiro aporta una perspectiva original sin desentonar con las tendencias generales de la Bienal. Presentará los capítulos 7 y 8 de la obra que viene desarrollando desde sus tiempos de estudiante de arquitectura, “El Atlas Superficcional del Mundo”: Esta vez se ha centrado en la propia Suiza con “El milagro de Helvetia”, y en Roma, con “Roma Talismán”.
Ambas pueden describirse como instalaciones transmedia, es decir, diferentes narrativas en diferentes medios que componen un “mundo de historias” cada una, donde temas y conceptos similares interactúan creando sus “superficciones”.
El término “superficción” fue acuñado por el artista escocés Peter Hill en 1989 como una obra de arte visual o conceptual que utiliza la ficción y la apropiación para difuminar los límites entre los hechos y la realidad sobre organizaciones, estructuras empresariales y/o las vidas de individuos inventados. Esta definición se aplica con bastante exactitud a la obra de Guerreiro.
El artista se apropia de imágenes de instituciones religiosas, empresariales, agroindustriales y gubernamentales, transformándolas en alegorías y creando algo parecido a un desfile de carnaval. En su práctica, Guerreiro descontextualiza estas imágenes e iconos, y los replantea dentro de sus narrativas en una mezcla de fantasía y ciencia ficción. “Pero todas son hiperrealistas al mismo tiempo”, afirma.
Andrea Bellini, director del Centro de Arte Contemporáneo de Ginebra y comisario designado de la exposición suiza, sitúa la obra de Guerreiro en la perspectiva de la Bienal en su conjunto. Parafraseando el título de la Bienal, Foreigners Everywhere, afirma que “con el Pabellón suizo invitamos a nuestros visitantes a sentirse extranjeros dentro de sus propias verdades”.
Guerreiro do Divino Amor es nuestro invitado en el cuarto episodio de On the Record.
Texto y vídeo adaptados del inglés por Carla Wolff
>> El episodio anterior:
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