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Bali 2022: El G20 de los bloques y los cara a cara en plena convulsión global

Paloma Almoguera

Bali (Indonesia), 13 nov (EFE).- Los líderes de las veinte principales economías mundiales (G20) se reúnen en Bali el 15 y 16 de noviembre en un contexto convulso, marcado por las divisiones en bloques por la invasión rusa de Ucrania; una cumbre en la que serán cruciales las reuniones en los márgenes, ante la falta de consenso grupal.

La turística isla se convertirá en el epicentro de la política internacional al ser elegida por Indonesia, país anfitrión este año del G20 (grupo de las veinte mayores economías industrializadas y en desarrollo), como el lugar en el que celebrar la cumbre de líderes, que sucede anualmente desde 2008 bajo una presidencia rotatoria.

Una reunión en la que se espera a los presidentes de las mayores potencias mundiales, el estadounidense Joe Biden y el chino Xi Jinping, entre otros líderes del G20, y a la que no acudirá el ruso Vladímir Putin, en plenas tensiones por la guerra de Ucrania, las disputas por Taiwán y las provocaciones de Corea del Norte.

Formado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, EE.UU., Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, el G20 surgió en 1999 y, aunque inicialmente tenía como objetivo hacer frente a los retos económicos, desde hace años también sirve de foro para abordar otras adversidades.

España tiene el estatus de invitado permanente en el G20 y en la cumbre de Bali también participará el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

NO SE ESPERA CONSENSO

Si bien en todas las cumbres desde su génesis ha habido un comunicado o declaración conjunta final, que, pese a ser tachado en ocasiones de anodino, ha servido como cuaderno de bitácora de las intenciones del poderoso club, este año no se espera consenso.

En previas cumbres se han debatido y acordado propuestas sobre la debacle económica de 2008, el programa nuclear iraní y la guerra siria, mientras el pasado año, en la cumbre de Roma, los líderes de un grupo que conforma alrededor del 80% del PIB global abogaron por vacunar al 70 por ciento de la población mundial a mediados de 2022.

Pero ninguna reunión ministerial del G20 desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de este año ha logrado un documento consensuado por las diferencias entre los miembros a la hora de incluir alusiones al conflicto y en qué términos hacerlo.

Unas diferencias que han impulsado la creencia de que el grupo, en reflejo de los tiempos actuales, ha quedado dividido en bloques: uno liderado por EE.UU. y sus socios europeos y asiáticos, como Corea del Sur y Japón, y otro capitaneado por China, Rusia y, en menor medida, India, que navega entre dos aguas, como otros miembros.

“Sí, el mundo está dividido, pero el test real será ver si los líderes acuden y dialogan. Lo importante no es que haya una declaración conjunta, que es esencialmente simbólica, sino que haya participación, pese a la acritud”, dice a EFE Ja-Ian Chong, analista político de la Universidad Nacional de Singapur.

El presidente indonesio, Joko Widodo, ha puesto un empeño personal en que Bali sea un foro de diálogo y mediación que integre a todas las partes, rechazando no invitar a Rusia, como pedía EEUU., entre otros países, e incluso extendiendo la invitación al líder ucraniano, Volodímir Zelensky, pese a no ser miembro del grupo.

Mientras Putin ha confirmado que no asistirá, e irá en su nombre el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, no se espera que Zelensky viaje a la isla, aunque podría participar por videoconferencia.

PRIMER CARA A CARA BIDEN-XI

Ante la ausencia de Putin, las miradas estarán puestas en los encuentros en los márgenes, sobre todo un esperado cara a cara entre Xi y Biden el lunes, antes de que arranque la cumbre, el primero con ambos como presidentes cuando crece la tensión entre las dos superpotencias.

Se prevé también que Biden, quien acude a Bali desde Nom Pen, donde participó en la cumbre de la ASEAN (la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), intente en la isla indonesia reunirse con sus socios europeos y asiáticos para trabajar en una posición conjunta frente a las tensiones mundiales.

Una “alianza de países democráticos”, define Chong, que a su vez serviría de advertencia a China, cuando ambos países tratan de ganar influencia en la escena internacional, sobre todo en el Indopacífico, tras una creciente tensión por las pretensiones anexionistas de Pekín sobre Taiwán, socio de Washington.

CHINA, ¿MAESTRO DE CEREMONIAS?

Xi, por su parte, podría echar un pulso a Biden tratando de elevar su caché diplomático pues él sí estaría dispuesto a hablar con todos, incluidos antagonistas históricos como el japonés Fumio Kishida y el australiano Anthony Albanese, además de no esquivar a Lavrov, que se prevé será aislado por la mayor parte del grupo.

“Es posible que Xi busque jugar un rol como socio indispensable. Es algo que será analizado. Que China sea o no capaz de hacerlo, está por ver”, añade Chong. EFE

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(foto) (vídeo)

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