De África a Europa a través de Canarias, aprovechando el colapso migratorio en España
Mohceine Ait Lamadane pasó tres días en una precaria embarcación desde el Sáhara Occidental hasta Canarias. Desde allí, viajó a Italia para reunirse con su familia, aprovechando las grietas de un sistema migratorio desbordado por el flujo de llegadas.
“Pagué 2.000 euros [2.430 dólares] por la travesía”, relató a un periodista de la AFP el joven marroquí de 23 años, desembarcado en la isla de Gran Canaria.
Apenas diez días más tarde, Mohceine “ya está en Italia, con sus dos hermanos” mayores, confirmó su primo, Moulay Omar Semlali, de 40 años y residente en Gran Canaria.
Moulay Omar recogió a Mohceine en el campamento temporal en el muelle de Arguineguín, emblema de esta crisis migratoria, donde estuvo “doce días sin cambiar[se] de ropa”, según contó.
Convertido en agosto en campamento temporal, el puerto de Arguineguín llegó a acoger 2.000 personas en condiciones deplorables denunciadas por Amnistía Internacional, la justicia local y el Defensor del Pueblo.
Ante las críticas, el gobierno lo desmanteló el 30 de noviembre tras presentar un plan para crear 7.000 plazas de acogida de migrantes en el archipiélago.
– Traslados a la península –
Normalmente, todos los migrantes llegados a Canarias deben ser identificados por la policía, que les expide una orden de expulsión si no pueden acogerse a protección internacional.
El proceso no debe superar las 72 horas, tras las cuales “las detenciones son ilegales”, señala a la AFP Daniel Arencibia, abogado de migrantes en Gran Canaria.
Sin embargo, estos plazos no son siempre respetados por las autoridades, desbordadas por la llegada de 20.000 migrantes en Canarias este año, diez veces más que en 2019.
En noviembre, una juez local recordó que los migrantes no pueden ser retenidos “en contra de su voluntad” más allá de las 72 horas legales.
Tampoco pueden enviarlos a los centros de detención provisional, donde solían aguardar su expulsión, porque la pandemia ha provocado su cierre o la reducción de su capaciadad, además de haber interrumpido las repatriaciones.
Y si bien el gobierno español del socialista Pedro Sánchez rechaza trasladarlos a la España peninsular como reclaman las autoridades canarias, reconoce que algunos como Mohceine lo consiguen, tomando un avión y prosiguiendo su migración a otros destinos europeos.
Los días previos al cierre del campamento de Arguineguín, numerosas personas se acercaban a buscar familiares o amigos, constató un periodista de la AFP.
Abdel Rostom, por ejemplo, un marroquí residente en Gran Canaria, llegó para recoger al familiar “de un amigo que vino en patera, para enviarlo a la península”.
Esto colocó al gobierno bajo el fuego de la oposición de la derecha y la extrema derecha, que lo acusan de haber fletado un vuelo de 200 migrantes desde Canarias a Granada (sur).
El ejecutivo se defendió afirmando que estas personas estaban en libertad y tomaron el avión por sus propios medios.
– De Canarias a Francia o Alemania –
“El grueso [de las llegadas] en los últimos meses han sido de personas que eran susceptibles de retorno” a Marruecos y otros países africanos, pero “tenemos personas que se han ido, porque son libres y tienen redes familiares”, admitió el mes pasado la secretaria de Estado de Migraciones, Hana Jalloul.
El ministerio de Interior, en medio de un despliegue diplomático para reactivar las devoluciones a los países de origen, no da cifras sobre estos casos.
Según José Luis Guedes, secretario general del sindicato de la policía SUP en Canarias, “han llegado muchísimos magrebíes con su tarjeta de identidad y su pasaporte (…) Se han dado cuenta de que no pueden ser expulsados y quedan en libertad, y han podido viajar por sus medios a la península y en la península desaparecen”.
“Van a Francia, Bélgica, Alemania, que son los destinos para ellos, en Canarias no quieren quedarse, es el paso”, señala.
