Kiki, referente trans: Portugal vive un episodio oscuro con un aumento de ataques a LGTBI+

Laia Mataix Gómez

Lisboa, 21 jun (EFE).- En las últimas semanas han aumentado los ataques contra la comunidad LGTBI+ en Portugal en un contexto de auge de la ultraderecha, alerta en una entrevista con EFE la activista Kiki Pais de Sousa, una de las mayores referentes trans en el país, justo cuando este fin de semana se celebra el gran desfile de Europride 2025 en la capital.

«Parece que han empezado a intensificarse. En las últimas semanas, los últimos días, los ataques han sido realmente muchos, unos episodios oscuros en nuestra historia, porque no solía haber tantos incidentes», lamenta esta empresaria, quien puso como ejemplo el acoso contra miembros del colectivo en las redes sociales y a través de llamadas telefónicas.

En el bar de su sauna mixta y naturista, un espacio liberal pionero en Lisboa donde predomina la falta de luz para mantener el anonimato de sus usuarios, Kiki, de 59 años, comparte su desazón por la situación, relacionada en parte con el auge de la ultraderecha, tanto en Portugal como en el resto de Europa y del mundo.

«La extrema derecha siempre ha mostrado una obsesión con las minorías (…) y solo tienen por objeto desestabilizar, reprimir e instalar el miedo en la gente», manifestó tajante, al tiempo pidió que los responsables de los ataques «sean juzgados y castigados con todo el peso de la ley».

Miles de personas tienen una cita este sábado a partir de las 16.00 hora local (15.00 hora GMT) en la capital portuguesa para celebrar el EuroPride con desfiles, banderas multicolor y divas del pop sonando por las calles, algo que la activista aplaudió como algo positivo, «un acontecimiento muy importante».

Sin embargo, agregó: «Tenemos que ir un poco más allá de todo lo que es ‘performance’, tenemos que evaluar las necesidades reales de la gente, de nuestra comunidad».

Kiki nació en Lisboa, en el seno de una familia de clase media alta, sin hermanos y consagrada desde el bautizo a la virgen de Fátima, una devoción que ella guarda con fervor y que recuerda a menudo en la conversación. De hecho, incluso se le ponen los ojos húmedos cada vez que menciona a la que considera su segunda madre.

No pudo empezar su proceso de transición hasta que Portugal aprobó la ley de identidad de género en 2011, cuando ella estaba en los cuarenta, y el mismo año en el que abrió su sauna; y aunque tuvo una transición «muy tranquila, en un entorno muy protegido», sabe que no para todos es así.

Por eso se convirtió en un referente, para poder «hacer una pequeña contribución», en un país donde sus residentes son «por naturaleza discretos», en sus propias palabras, y donde hay «un poco de recelo a la exposición pública», especialmente a la hora de hacer activismo.

En Portugal, y en el mundo, «aún queda mucho camino por recorrer», opinó la activista, con voz pausada, mientras revisaba sus notas en el móvil para que no se le olvidara nada del mensaje que quiere transmitir al mundo.

«De momento tenemos consagrados derechos importantes», como el caso del matrimonio entre personas del mismo sexo y la prohibición de las llamadas terapias de conversión, pero, subrayó, la aplicación de la legislación en Portugal «es un poco más difícil».

Kiki denunció «retrocesos» y falta de formación entre el personal de las instituciones pública, algo que a menudo provoca «comentarios jocosos o funcionarios que incluso muestran disconformidad cuando tienen que atender a personas de la comunidad».

«Desafortunadamente en algunas situaciones todavía somos menospreciados», avisó.

Por otro lado, existen avances que todavía no se han conquistado, como la inclusión del colectivo LGBTI+ como grupo vulnerable cuando es una población «con riesgos agravados» que sufre mucha discriminación, y retos como la «laguna» de datos oficiales.

«Por desgracia, algunas personas todavía no nos toman muy en serio», se quejó Kiki. «Las instituciones públicas son un reflejo de nuestra sociedad y, a menudo, las personas que trabajan en ellas son un reflejo de la sociedad en la que viven», puntualizó. EFE

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