Rápido crecimiento demográfico en Suiza, pero ¿hasta cuándo?

Usuarios suben y bajan de un tren abarrotado en la estación de Zúrich. Keystone / Michael Buholzer

En 2023, Suiza superará la barrera de los nueve millones de habitantes. Este crecimiento mucho más rápido que en otros países europeos se explica por la fuerte inmigración, que tiene todas las papeletas de convertirse en uno de los temas de la futura campaña para las elecciones federales.

Según el último censo demográfico, Suiza registró 8 935 707 habitantes, cifra que incluye la población extranjera que no reside de manera permanente en el país. Las conclusiones que se pueden sacar de este dato son las siguientes: el crecimiento demográfico se acelera y el umbral de los nueve millones de habitantes se alcanzará a lo largo de 2023, tres años antes de lo previsto.

Este aumento se explica por el fuerte crecimiento migratorio, relacionado, entre otros factores, con la libre circulación de personas. Entre enero y junio de 2022, la inmigración aumentó un 21 % en Suiza.

Tema clave en las próximas elecciones 

Con las elecciones federales a la vista, este crecimiento demográfico podría convertirse en uno de los temas clave, sobre todo para la Unión Democrática de Centro (UDC/derecha conservadora), que critica “una inmigración desmesurada”. El principal partido de Suiza quiere poner freno a esta tendencia.

“Necesitamos más infraestructuras, más suministro energético, y los alquileres están subiendo: todo esto ocurre porque no controlamos, ni regulamos la inmigración”, declaró recientemente Marco Chiesa, presidente de la UDC, al noticiario “19h30” de la Radio Televisión Suiza (RTS).

Y el tesinés añadió: “Suiza es un país pequeño. No se puede permitir llegar hasta los diez millones de habitantes, o incluso a los nueve millones de hoy. Estamos perdiendo renta per cápita, y esto significa que estamos perdiendo nuestro bienestar.”

Si no hay inmigración, no hay crecimiento

La población suiza crece, pero al mismo tiempo también envejece. Hoy, la generación de los niños-baby boom se está jubilando, y la mediana de edad aumentó de los 31 a los 40 años en medio siglo. Esta evolución repercute en el mercado laboral. Una de las consecuencias es que la falta de mano de obra es más apremiante que nunca.

Para la Unión Patronal Suiza, el crecimiento económico del país no es posible sin inmigración. “No creo que sea el momento para decir basta ya”, considera Simon Wey, economista jefe de la organización central.

“Ciertamente, hay un crecimiento demográfico. Pero el hecho de que la población suiza tiende a preferir trabajar a jornada parcial tiene la consecuencia de que vamos a necesitar inmigración si queremos mantener nuestro nivel de prosperidad”, explica a RTS.

Un problema global

Sin embargo, resulta difícil conciliar esta prosperidad con los imperativos ecológicos. Para los Verdes, la cuestión demográfica va más allá de las fronteras suizas, por lo que el partido ecologista no ve ningún sentido en limitar la población a diez millones de habitantes.

“La presión demográfica sobre el medio ambiente es real, pero se mide a escala global, al igual que las emisiones de gases de efecto invernadero que también repercuten en la atmósfera a nivel global. Por lo tanto, si queremos luchar contra la presión demográfica, debemos más bien fortalecer la ayuda al desarrollo, en particular, en aquellos países donde todavía existe esta presión”, comenta la consejera nacional del cantón de Vaud, Valentine Python.

Medio ambiente, economía, energía, infraestructura y crecimiento demográfico son cuestiones estratégicas. Por lo tanto, no es de extrañar que la inmigración vuelva a ser uno de los temas clave en este año electoral.

“Suiza, un país receptor de inmigrantes”

Preguntado en el plató del telediario, Michel Oris, demógrafo de la Universidad de Ginebra, constata, sin sorpresa alguna, que Suiza “es un país de inmigración”. Para él, la aceleración del saldo migratorio es relativa: “Esperábamos llegar a estas cifras el año próximo o el siguiente. Esta situación se inscribe en la continuidad de una historia de crecimiento poblacional que perdura desde la Segunda Guerra Mundial.”

El investigador añade que casi el 60 % de las personas recién inmigradas poseen un diploma universitario. “Están aquí para cubrir los puestos que requieren una alta cualificación. En el nivel intermedio, en cambio, Suiza sigue siendo muy eficaz gracias a la formación dual, por lo que no necesitamos a muchos inmigrantes”, precisa.

Pero ¿no existe para una Suiza de nueve millones de habitantes un límite que no se debe rebasar cuando las infraestructuras se encuentran bajo presión? “Es cierto que se puede llegar a un límite, a una sobrepoblación, pero estamos aún muy lejos de llegar a ese punto. Hace cuarenta años, la nación con la densidad de población más alta eran los Países Bajos. Hoy, en cambio, el país más densamente poblado, con la mayor presión sobre sus infraestructuras, pero también uno de los más pobres del planeta, es Bangladés”, recalca Michel Oris.

Por consiguiente, los problemas actuales que tiene que afrontar Suiza son “los que Suiza, durante mucho tiempo, no ha sabido gestionar con antelación y que son el resultado de un déficit de anticipación de las inversiones”, concluye el demógrafo.

Adaptado del francés por Antonio Suárez