Cómo gestiona Suiza la ayuda exterior en tiempos de agitación mundial

Tras más de 60 años siendo uno de los principales donantes, Suiza, al igual que otras naciones ricas, se enfrenta a un presupuesto de ayuda exterior más reducido en el futuro inmediato. La guerra en Ucrania, junto con un contexto mundial en rápida evolución, han obligado a reajustar las prioridades del país.

La invasión rusa de Ucrania, que comenzó en febrero de 2022, ha tenido un impacto considerable en el presupuesto de ayuda exterior de Suiza. En medio de la preocupación por la preparación militar en toda Europa, el Parlamento suizo optó por aumentar significativamente el gasto en defensa, pero a expensas de la ayuda en el extranjero, entre otros gastos.

El resultado: para el periodo 2025-2028, el presupuesto de cooperación internacional, que incluye la ayuda al desarrollo y la ayuda humanitaria, asciende a 11.120 millones de francos suizos (12.210 millones de dólares). Eso supone 151 millones de francos menos de lo que había solicitado el Gobierno, y menos de lo que gastó el país en 2021-2024.

¿Cómo define Suiza la ayuda exterior?

Suiza utiliza el término «cooperación internacional» para englobar la ayuda humanitaria, la ayuda al desarrollo, la cooperación al desarrollo económico y la promoción de la paz y la seguridad humana.

En el presupuesto de cooperación internacional 2025-2028 se incluyen 9.500 millones de francos suizos para la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria, de los cuales 1.500 millones se destinan a Ucrania y sus países vecinos; 1.400 millones para la ayuda al desarrollo económico; y 232 millones para la promoción de la paz y los derechos humanos.

Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores suizo, Keystone-SDA, RTS

Otra consecuencia de la guerra es que Suiza gasta ahora mucho más en Ucrania que en cualquier otro país socio. Entre 2022 y 2024, el Gobierno financió la ayuda a Ucrania mediante créditos suplementarios del Parlamento. Ahora ha decidido destinar 1.500 millones de francos, es decir, más del 13% de la dotación de ayuda exterior para 2025-2028, al país de Europa del Este.

Según el Gobierno, apoyar y reconstruir Ucrania, «país prioritario» para la ayuda al desarrollo desde 1999, reviste una «importancia estratégica» para Suiza. Además de la ayuda, desde que comenzó la guerra el Estado alpino ha acogido un puñado de conferencias internacionales sobre Ucrania, incluida una en julio de 2022 centrada en la recuperación que marcó la pauta para posteriores reuniones similares destinadas a apuntalar el apoyo a la reconstrucción.

Pero los grupos de ayuda han criticado que se quite dinero a otros países necesitados para financiar los esfuerzos de reconstrucción de Ucrania. Algunos también denuncian el hecho de que un tercio de estos fondos se destinará al sector privado suizo, como parte de un intento de Suiza de crear más oportunidades para que las empresas se unan a las asociaciones de ayuda al desarrollo.

«En lugar de dar prioridad a los países emergentes y a las poblaciones más afectadas, como prevé la legislación federal sobre cooperación, están recortando la ayuda a los más pobres para financiar una hipotética reconstrucción de Ucrania, en beneficio de las empresas suizas», declaró Catherine Schümperli Younossian, directora de la Federación de Cooperación con sede en Ginebra, una organización paraguas para el desarrollo.

Mientras se avecinan recortes, el gasto suizo en ayuda exterior sigue por debajo del objetivo acordado internacionalmente del 0,7% del PIB, tras alcanzar el 0,6% por primera vez en 2023. En cambio, el gasto en defensa va camino de alcanzar el 1% del PIB en 2032.

Pero el caso de Suiza no es excepcional. Sólo unos pocos países han alcanzado o superado el objetivo del 0,7% de ayuda exterior. Y algunos de los mayores donantes del mundo, como la Unión Europea, Alemania y Francia, también están recortando miles de millones en ayuda en general a medida que sus prioridades se desplazan hacia el apoyo a Ucrania y el aumento del gasto militar.

Riesgo de inestabilidad

La reducción de la ayuda en Suiza ha hecho saltar las alarmas entre las organizaciones socias, Pues advierten que la reducción de la ayuda en regiones geopolíticamente importantes, como los Balcanes, o en zonas de conflicto como Yemen y Sudán, simplemente puede crear una mayor inestabilidad regional.

Ya hay varias crisis, como las de la República Democrática del Congo o Afganistán, que se consideran «olvidadas», o que crónicamente han visto reducir el monto de las contribuciones de los principales donantes.

En los últimos años, Suiza ha reorientado su estrategia de desarrollo para que la ayuda sirva a sus propios intereses económicos y alivie la presión migratoria.

Esto significa que ahora se centra en estas regiones: África subsahariana, Asia, Europa del Este, Oriente Medio y Norte de África. En 2024 puso fin oficialmente a la ayuda bilateral al desarrollo en América Latina y el Caribe. Algunos de los países afectados por esta retirada siguen enfrentándose a importantes retos de desarrollo, con crisis políticas y económicas que amenazan con deshacer seis décadas de contribuciones suizas.

Sin embargo, Suiza ha demostrado que puede retirarse con elegancia de los países en desarrollo, especialmente cuando sus actividades se han centrado en conocimientos especializados claramente suizos, como la promoción de la democracia participativa en Bután o el intercambio de conocimientos con Nepal sobre la construcción de puentes en zonas montañosas.

Ayuda más eficaz

En su estrategia actual, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) afirma que tiene que seguir siendo flexible en lo que denomina un mundo en rápida evolución «marcado por múltiples crisis». Una de ellas es el cambio climático, un problema acuciante que ha brindado oportunidades para la innovación más allá de la ayuda oficial al desarrollo. Un filántropo suizo, por ejemplo, está explorando la combinación de conocimientos locales y académicos para proteger la biodiversidad en regiones como África Oriental.

La innovación también podría dar la respuesta a cómo hacer más eficiente la ayuda en el futuro. Para ello, algunos expertos recurren a las nuevas tecnologías, como el blockchain.

En este sentido, Suiza desempeña un papel destacado. Entre otros proyectos, ayuda a crear un centro de excelencia de las Naciones Unidas en Ginebra, previsto para que abra sus puertas a principios de 2026 y cuyo objetivo será explorar las capacidades de vanguardia para una prestación de la ayuda más rápida, transparente y segura, una necesidad en estos tiempos de presupuestos menguantes y más puntos en el mundo que requieren respaldo.

Editado por Virginie Mangin, adaptado del inglés por Patricia Islas