Veinte años del baño de sangre que conmocionó a Suiza
Este lunes se conmemora el vigésimo aniversario de la masacre en el parlamento cantonal de Zug. Las autoridades y la sociedad conmemoran a las víctimas con una ceremonia ecuménica mientras que las banderas ondean a media asta y las campanas doblan a duelo.
El 27 de septiembre de 2001, un hombre trastornado irrumpió en la sede del legislativo, abrió fuego y dio muerte a 14 personas e hirió a otras 15, antes de suicidarse.
Ese día, el legislativo cantonal se había reunido para la sesión ordinaria de fin de mes. Friedrich Leibacher irrumpió en la sala armado hasta los dientes con rifles de asalto y disparó a mansalva provocando un baño de sangre. Once miembros del Parlamento y tres del Gobierno perecieron como resultado del ataque. De los 15 heridos, varios quedaron suspendidos entre la vida y la muerte.
El atacante
A Leibacher, ciudadano de Zug de 57 años, le habían diagnosticado en 1996 un trastorno de la personalidad con sospecha de demencia, todo amplificado por el alcoholismo. En 1995 había recibido una pensión de invalidez del 50 por ciento y no tenía un trabajo fijo. Según la reconstrucción de los hechos, la furia del hombre se desató por una disputa relacionada con un recurso administrativo. Pero ya antes de eso, Leibacher había entrado en conflicto con las autoridades varias veces.
Dos minutos de locura y más de 90 disparos
Ese 27 de septiembre, Friedrich Leibacher estacionó su Hyundai Sonata frente al edificio del Gobierno cantonal donde se reunía en sesión el Consejo de Estado. El hombre vestía un uniforme que le hacía parecer un policía. Llevaba un rifle de asalto 90, una pistola SIG y una escopeta de cañón corto.
Hizo un primer disparo a las 10:32 horas. Siguieron 90 más. Atrapadas en un recinto que solo tenía una entrada y una salida, las personas que se hallaban en el lugar se arrojaron al suelo en busca de refugio. Un parlamentario se arrojó por una ventana, desde una altura de más de siete metros, y resultó gravemente herido.
El atacante también hizo detonar una bomba de fabricación casera. El balazo número 91 resonó a las 10:34. El ataque duró un total de 2 minuto y 34 segundos. Entonces, Leibacher se pegó un tiro en la cabeza con la pistola automática.
Un acto premeditado
Según el juez de instrucción Roland Schwyter, que se encargó del caso, Leibacher había organizado todo con cuidado y con mucha antelación. Poco antes de la agresión había transferido 350 000 francos a un banco en Luxemburgo, había vendido su casa en Seelisberg y escrito una carta de despedida a su madre. Había hecho un testamento y dado instrucciones claras a una funeraria para que incinerara su cuerpo
La conmemoración
En el vigésimo aniversario de la masacre, la bandera de Zug ondea a media asta. Las campanas de la iglesia tañeron al medio día en memoria de las víctimas del atentado, y de todas las víctimas de la violencia en el mundo. Tiene lugar un oficio ecuménico en la iglesia de San Michele en Zug con la asistencia del presidente de la Confederación, Guy Parmelin.
El del 27 de septiembre de 2001 fue un ataque a los valores de la sociedad, también es una advertencia contra la violencia en cualquier forma, subrayó la Cancillería del cantón de Zug.
Traducción y edición, Marcela Águila Rubín
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